Adaptación: NILTON ROGER MAS ROJAS
(Desconozco el autor del relato original)
Cierto día, un burro cayó en un pozo. Al verlo desesperado y con ganas de salir, su dueño -el campesino-, hizo de todo por ayudarlo, y al no poder hacerlo decidió que no debía sacarlo. ¡Pues el burro ya estaba muy viejo!
Llamó a sus vecinos para que lo ayudaran y cada uno, con una pala en mano, empezaron a tirar tierra al pozo intentando enterrar en vida al pobre animal.
Cuando la tierra le llegaba a las rodillas, el burro se dio cuenta lo que estaba pasando y rebuznó horriblemente, lamentando su situación. Luego, para sorpresa de todos, se aquietó, y quedó en silencio.
Después de un buen rato de echarle tierra, la gente se aproximó al borde del pozo para ver al animal y ¡eh ahí que éste no estaba muerto!
Para sorpresa de todos, el burro estaba haciendo algo increíble: A cada palanazo de tierra que recibía, sacudía todo el cuerpo y daba un paso hacia arriba. Y así, todos vieron sorprendidos cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando, moviendo las orejas, lleno de felicidad.
Hermanos(as):
Uno nunca sabe en qué pozo caerá. O quizá en este mismo instante, usted haya caído en algún pozo: pozo de la borrachera, del engaño, de la pereza o de la traición. Mucha gente querrá ayudarlo, pero si usted no pone su menor esfuerzo, la gente se cansará, sus amigos le abandonarán, su familia se dará por vencida y usted quedará sepultado en el olvido y el abandono.
La vida, entonces, se encargará de echarle tierra, barro, podredumbre, bazofia, y sólo ahí usted entenderá la situación en el que está.
Aprenda de la historia del burro aquel: No es tan importante el tipo de tierra que le arrojen. Es mucho mejor que usted se calme, medite y busque una solución.
Por lo tanto, sacúdase de todo tipo de polvo y use toda la tierra que le echen como peldaños para dar un paso hacia arriba.
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