domingo, 23 de julio de 2017

EL ALBAÑIL

Colaboración: Jacqueline Contreras (Ecuador)
Adaptación: Nilton Roger Mas Rojas

Un anciano albañil sintió que estaba listo para retirarse del oficio, por lo que decidió informar a su patrón de sus planes de dejar el negocio de la construcción de casas y vivir una vida más tranquila, con su esposa, disfrutando de su familia.

Esta decisión le costaría perder el pago de una liquidación, pero aún así, necesitaba retirarse.

El patrón fue a ver a su buen trabajador y le preguntó;

- ¿Podrías construir una casa más? Hazlo, como un favor personal.

El anciano albañil dijo que sí, sin embargo, para ahorrar tiempo y esfuerzo, utilizó materiales de baja calidad y el proceso fue totalmente malo.

Era seguro, que su corazón ya no estaba en su trabajo.

Sin duda, fue una verdadera desgracia, la manera de terminar su carrera.

Cuando el albañil terminó su trabajo, informó a su patrón y el capataz vino a inspeccionar la casa.

Al término de la revisión, le entregó el título de la propiedad de la casa y le dijo al carpintero:

- Esta es tu casa

Y añadió:

Es mi regalo para ti

El viejo albañil quedó en shok. ¡Qué vergüenza! 

Si él hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, él hubiera hecho todo tan diferente.

Ahora él tenía que vivir en la casa que había construido con material de baja calidad y sin ningún detalle de su amplia experiencia.

Lo mismo pasa con nosotros. Somos los propios albañiles de nuestra construcción, pero si la construimos mal quedaremos condenados a vivir en esas condiciones. Construye amor y vivirás en el amor, construye alegría y vivirás en la felicidad, construye paz y vivirás en la eternidad.

Da lo mejor de ti por más insignificante que parezca algún trabajo, después de todo, no sabes que todo ello puede revertirse a favor o en contra tuya. 

Hoy les invito a pensar como albañiles, es decir a pensar en edificar su propia casa, su propio templo, su propia iglesia. Empieza a edificar tu vida, poniéndole buenos cimientos, construyéndola sabiamente, pues una vez construida ya no habrá otra oportunidad. Aunque hoy sea tu último día de vida en la tierra, constrúyela con gracia y dignidad cristiana, después de todo, servirá para ti mismo en la eternidad.

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