jueves, 25 de mayo de 2017

CONCÉNTRATE EN LO TUYO

Autor: NILTON ROGER MAS ROJAS
Basado en el aporte de DORIS QUIJANO (Colombia)

- Me voy de la Iglesia, le dijo un joven al párroco de la ciudad.

- ¿Por qué dices eso hijo?, le preguntó el Sacerdote.

- Porque aquí no hay nada de bueno. Me cansé de esos grupos que se la pasan hablando mal de los otros, de aquellas señoras que paran criticando al párroco, de aquellos otros que no hacen nada por la Iglesia y de aquellos que se la pasan aquí metidos y, sin embargo, siguen siendo unos borrachos, mentirosos y tramposos.

- Eso es terrible, dijo el Sacerdote.

Y añadió:

- Tienes todo el derecho de irte hijo. Pero antes, debes cumplir con un rito que tenemos para ello.

- ¿Un rito? ¿En qué consiste?, preguntó el joven lleno de curiosidad.

- Tienes que llenar un vaso con agua hasta el borde, y el próximo domingo, antes de iniciar la Misa, deberás dar tres vueltas, trotando por dentro de la Iglesia. Las señoras que me paran criticando, los grupos que hablan mal de los otros, aquellos que no hace nada por la Iglesia, los otros que están metidos adentro pero que siguen siendo borrachos, mentirosos y tramposos, estarán mirándote. Lo único que debes tener cuidado es de no derramar ni una sola gota de agua en el suelo. Si lo logras, podrás irte libremente, le dijo el Sacerdote.

El joven pensó, "Esto es muy fácil" Y el domingo, muy temprano, estaba ya listo para el rito pactado. Todo el público estaba muy atento y el joven empezó su recorrido. Las tres vueltas acordadas lo hizo con mucha cautela tratando de no derramar ninguna gota de agua en el piso. Y lo logró.

- Listo Padre, le dijo, ahora sí me voy.

El Sacerdote le respondió:

- Muy bien hijo, me imagino no derramaste nada de agua. Pero antes de irte, respóndeme por favor: "¿De casualidad, el día de hoy cuando estabas dando las vueltas, oíste a esos grupos hablando mal de los otros. a las viejitas chismeando sobre mi, a los que no hacen nada por la iglesia, a los borrachos, embusteros y mentirosos?

El joven dijo:

- Para serle sincero, no Padre, no vi ni escuché nada de nadie.

- Correcto, hijo, le dijo el Sacerdote. ¿Y sabes por qué no los viste ni oíste? Porque estuviste muy concentrado en tus propias acciones. Fijaste toda tu atención en el vaso y no dejaste caer el agua.

Hermanos(as):

Lo mismo ocurre en nuestra Iglesia. Usted es ese vaso frágil, y el agua representa la Gracia de Dios que tiene en su vida. Si usted se concentra en lograr su santidad, no habrán voces, ni chismes, ni comentarios, ni acciones que impidan lograr sus objetivos.

Así que, por favor, concéntrese, no se desenfoque y no desperdicie ni una sola gota de la Gracia de Dios que ha recibido. 

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