MI ESPOSA Y YO

Autor: NILTON ROGER MAS ROJAS

Adaptación de un fragmento de la obra: "El Principito" de ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY

Te amo - le dije a mi esposa.

Yo también te quiero -me contestó.

No es lo mismo -le respondí-, Querer es tomar posesión de algo o de alguien.

Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarse o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.

Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas.

Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío.

Amar es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón.

Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento. Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, uno no puede sufrir.

Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza.

Y conocerse es justamente saber de ti, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error.

Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría. Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar a mi lado, no porque me debas nada, sino por el simple gozo de sentir mi silenciosa compañía.

Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.

Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como esposa, madre, hermano, padre, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí. Dar amor no acaba el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar. 

Ya entendí - dijo mi esposa.

No, aún no lo entiendes, -le dije-, el amor no es teoría. El amor es acción, ¡hay que vivirlo!