lunes, 19 de diciembre de 2016

TESTIMONIO DE UN HOMBRE NO IDENTIFICADO

Autor: NILTON ROGER MAS ROJAS
Fuente: http://amuva-reflexionesysentimientos.blogspot.pe/2012_01_01_archive.htm

El domingo pasado fue un día particularmente frío y lluvioso, y también lo fue en mi corazón; ese día llegué al final del camino, ya que no tenía esperanza alguna ni ganas de vivir. Desesperado por todos mis problemas, tomé una silla y una soga y subí hasta el ático de mi casa. Amarré y aseguré bien un extremo de la soga a las vigas del techo; me subí a la silla y puse el otro extremo de la soga alrededor de mi cuello dispuesto a suicidarme. Parado en la silla y con el corazón destrozado, estuve a punto de tirarme cuando de repente escuché el sonido fuerte del timbre de la puerta. Entonces pensé, “Esperaré un minuto y quien quiera que sea se irá”.
Yo esperé y esperé, pero el timbre de la puerta cada vez era más insistente, y luego la persona comenzó a golpear la puerta con mayor fuerza.
Entonces me pregunté, ¿quién podrá ser? Jamás nadie toca mi puerta de esa manera. Solté la soga de mi cuello, me bajé de la silla y fui hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonando cada vez con mayor insistencia.
Cuando abrí la puerta, no podía creer lo que mis ojos veían, frente a mi estaba el más radiante y angelical niño que jamás había visto.  Su sonrisa, ¡ohhh!, nunca podré describirla! Las palabras que salieron de su boca hicieron que mi corazón, muerto hace tanto tiempo, volviera a la vida. Me dijo: “Disculpe si lo interrumpí. Sólo quiero decirle que Dios realmente lo ama. Aquí le dejo este volante para una reunión el próximo domingo”'
Cuando el niño desapareció entre el frío y la lluvia, cerré mi puerta y con lágrimas en mis ojos, leí cada palabra del volante. Entonces comprendí que ya no necesitaba de la silla ni de la soga. Y decidí ser feliz. Pues, Dios realmente me ama. Y como la dirección de este lugar estaba en la parte posterior del volante, vine personalmente a decirle gracias a ese pequeño niño que llegó justo a tiempo a rescatar mi vida de una eternidad en el infierno. ¿Dónde está aquel niño?
Todos se miraban unos a otros. Aquel personaje tenía entre sus manos, el volante del que hablaba, pero no había en el lugar, ningún niño a quien se le podría adjudicar tal suceso.
Pronto comprendieron que aquella persona había recibido la visita del mismo niño Jesús. Todos lloraban en el recinto, se abrazaron y empezaron, de a poquitos, alabar al niño Dios.
Hermano(a):
Como habrá notado, el personaje de esta historia no tiene género ni nombre. Quise dejarlo así que sea usted el que le ponga un nombre. Puede ser el de alguien o quizá el de usted. Hay alguien, en este momento, que necesita que el niño Dios le visite en su hogar en esta Navidad. Con o sin lluvia, Dios ya está listo para nacer en tu vida. Con o sin frío, Dios ya viene en camino. ¿Por qué no abres la puerta de tu corazón?
“Niñito Jesús, que naciste en Belén, nace en mi corazón y en mi familia también”.

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