miércoles, 14 de diciembre de 2016

PARÁBOLA DEL DRAGÓN Y LA DONCELLA

Autor: Nilton Roger Mas Rojas

Desde lo alto de su castillo, un rey ve llegar a su soldado. Éste viene cabalgando sobre un caballo por la pradera y trae, muy contento, a un dragón atrapado. Al ver esto, el rey le increpa: “¡¿Qué has hecho soldado?! Yo te pedí que mataras al dragón y rescataras a la doncella. Pero mira tú, lo que acabas de traerme.”
El único Rey, principio y fin del universo, es aquel que está sentado en su trono esperando la llegada de su soldado. Ese soldado eres tú y también soy yo. Cada uno de nosotros recibió una misión de aquel que es Todopoderoso: “matar al dragón y rescatar  a la doncella”. Pero, ¿cómo estamos cumpliendo esta misión? Vamos por las praderas, es decir, vamos por la vida montados sobre nuestros afanes y retornamos a la casa del Padre sin haber cumplido la misión.
Lo curioso es que el dragón y a la doncella no están en ninguna parte del mundo más que en tu propia vida. Para llegar al Padre, tienes que matar tu soberbia,  tu egoísmo, tu vanidad y tus intrigas. Y tienes que rescatar a la doncella. Es decir, a la tranquilidad, la paz, el sosiego, la buenaventura y el amor.

Dios te quiere con la doncella de tu vida y no con el dragón que un día fuiste. 

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