miércoles, 30 de noviembre de 2016

PUENTES DE AMOR

Autor: Carlos Cuauhtémoc Sánchez
Adaptación: Nilton Roger Mas Rojas

Cierto día, dos hermanos discutieron a muerte. Ambos vivían en el campo. Sus casitas estaban construidas una frente a la otra, pero después de pelearse el hermano menor desvió el cauce del río y lo hizo pasar por el medio de las dos casas para dividir físicamente los terrenos.
En esos días, pasó por ahí un carpintero preguntando si había trabajo. El hermano mayor le dijo:
- Use toda la madera que he almacenado y levante un muro. Mi hermano desvió el cauce del río para que pasara en medio de las casas pero yo voy a hacer algo mejor: Una pared. No quiero volver a ver a mi hermano jamás.
El carpintero asintió y dijo:
-  Entiendo el problema.
El hermano mayor contestó:
-  Entonces, haga lo que le pedí.
Y se fue al pueblo a comprar víveres.
El carpintero trabajó todo el día, pero no hizo un muro, sino un puente que unía ambas casas. Cuando el hombre regresó se puso furioso, se paró sobre el puente y le reclamó al carpintero.
-   Esto, no es lo que le pedí. ¿Qué le pasa?
En eso su hermano menor salió y corrió para darle las gracias y le dijo:
-  Eres un gran tipo, hermano, ¡Qué calidad humana! Yo quise separarme de ti con un río y tu mandaste construir un puente. ¡No lo puedo creer!
Y llorando abrazó, agradecido, a su hermano.
Después de unos minutos, con lágrimas en los ojos, el hermano mayor buscó al carpintero, pero ya se había ido.

La historia me recuerda al carpintero de Nazaret. Él vino a la tierra para construir un puente entre Dios y el hombre. Es el mediador. No vino a cambiar la ley sino a darle el sentido perfecto. Él dio su vida para que usted y yo podamos acceder al Padre, se hizo hombre para enseñarnos a hacer puentes de amor. Así que, por favor, revisa los muros que has levantado con la gente de tu entorno. Toma el teléfono y derrúmbalos, escribe notas de reconciliación, reúnete con esas personas distantes y dales un abrazo por ti, por mi y por amor al carpintero de Nazaret: “Derrumba muros y construye puentes de amor”.

LAS DOS PIEDRECITAS

Autor: Desconocido
Adaptación: Nilton Roger Mas Rojas

Dos piedrecitas vivían en medio de otras en el lecho de un torrente. Se distinguían entre todas porque eran de un intenso color azul. Cuando les llegaba el sol, brillaban como dos pedacitos de cielo caídos al agua. Ellas conversaban en lo que serían cuando alguien las descubriera: "Acabaremos en la corona de una reina", se decían.
Un día, fueron recogidas por una mano humana y varios días estuvieron sofocándose en diversas cajas, hasta que alguien las tomó y oprimió contra una pared, igual que otras, introduciéndolas en un lecho de cemento húmedo.
Lloraron, suplicaron, insultaron, amenazaron, pero dos golpes de martillo las hundieron todavía más en aquel cemento.
A partir de entonces solo pensaban en huir. Trabaron amistad con un hilo de agua que de cuando en cuando corría por encima de ellas y le decían: "Fíltrate por debajo de nosotras y arráncanos de esta maldita pared".
Así lo hizo el hilo de agua. Y, finalmente, en una noche húmeda las dos piedrecitas cayeron al suelo y, yaciendo por tierra, echaron una mirada a lo que había sido su prisión.
La luz de la luna iluminaba un espléndido mosaico. Miles de piedrecitas de oro y de colores formaban la figura de Cristo. Pero en el rostro del Señor había algo raro: ¡estaba ciego! Sus ojos carecían del iris. Las dos piedrecitas comprendieron. Eran ellas los ojos de Cristo. Por la mañana un sacristán distraído tropezó con algo extraño en el suelo. En la penumbra pasó la escoba y las echó al cubo de basura.

Igual puede pasarnos a nosotros. Cristo tiene un plan maravilloso para cada uno, y a veces no lo entendemos y por hacer nuestra propia voluntad echamos a perder lo que él había trazado. Tú puedes ser esas dos piedrecitas, Tú puedes llegar a ser los ojos de Cristo, pues Él te necesita para mirar con amor a cada persona que se acerca a tu vida.

martes, 29 de noviembre de 2016

SÍ, ¡VALE LA PENA!


Por: Nilton Roger Mas Rojas
Adaptación del vídeo publicado el 10/NOV/2016
 en http://www.facebook.com/EducandoyRecreando

Quizá no sea la persona más importante para ti, pero estoy seguro que sí lo soy para alguien. ¿Y sabes por qué?
Porque mi sonrisa puede hacer feliz a muchas personas mientras que tu tristeza no hace más que opacar la lozanía de tu rostro.
Yo aprendí que si alguien me odia, es porque quiere ser como yo, y aún no lo logra. Yo no se quién pero, estoy seguro que, cada noche alguien piensa en mi antes de dormirse.
Las estadísticas lo demuestran: Existen al menos dos personas en el mundo que se sacrificarían por uno. Y, en promedio, puedes encontrar en el mundo a 12 personas que estén dispuestas a amarte a su manera.
La vida es demasiado corta para despertar cada mañana con arrepentimientos. Aún cuando crees que has cometido el peor error de tu vida, algo bueno saldrá de ello. Las cosas y las circunstancias, siempre pasan por algo. No existe el azar ni la ventura.
Ama a las personas que te tratan bien y ora por aquellos que se muestran indiferentes. Yo ya aprendí que cuando el mundo entero está en mi contra, debo mirar las cosas desde otra perspectiva; y, así descubro que nadie está en mi contra.
Recuerda siempre que si la vida te da otra oportunidad, esta vez todo saldrá a tu favor.
Nadie dice que la vida será fácil, pero te lo aseguro, ¡sí vale la pena!

viernes, 25 de noviembre de 2016

ANTES DE MORIR...¡¡¡VIVE!!!

William Shakespeare, dramaturgo, poeta y actor inglés, decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué?
Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele.
Los problemas no son eternos, siempre tienen solución.
Lo único que no se resuelve es la muerte. 
La vida es corta, ¡por eso, ámala!
Vive intensamente y recuerda:
Antes de hablar... ¡Escucha!
Antes de escribir... ¡Piensa!
Antes de criticar... ¡Examínate!
Antes de herir... ¡Siente !
Antes de orar... ¡Perdona !
Antes de gastar... ¡Gana !
Antes de rendirte... ¡Intenta !
ANTES DE MORIR... ¡¡VIVE!! Y NO TE OLVIDES DE DIOS.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

EL SEMÁFORO

Autor: NILTON ROGER MAS ROJAS
¿Te has fijado en un semáforo?
Luz roja = ¡DETENTE!
Luz ámbar = ¡PIENSA!
Luz verde = ¡PUEDES PASAR!
Qué interesante sería si en nuestras vidas aplicáramos la técnica del semáforo. Antes de hablar o actuar LUZ ROJA (detente, haz un alto) luego LUZ ÁMBAR (reflexiona, piensa en lo positivo y lo negativo de tus palabras o acciones) y finalmente LUZ VERDE (procede a hablar o a actuar). Creo que esto nos ahorraría muchos problemas y haríamos felices a los que nos rodean pero sobre todo actuaríamos conscientemente para con nosotros mismos.
Pero en la vida real actuamos al revés. Frente a alguien o a determinada circunstancia lo primero que aplicamos es LUZ VERDE (hablamos sin medir las consecuencias ni los efectos que van a producir nuestros actos) luego encendemos en nuestro cerebro la LUZ AMBAR (cuando ya lo echamos todo a perder, recién reflexionamos y pensamos) y sólo al final, cuando muchas veces no hay remedio aplicamos la LUZ ROJA (nos detenemos en la vida porque ya la fregamos todo).
Cada vez que veas un semáforo, recuerda esta reflexión y piensa en la manera de cómo estás utilizando los colores en tu propia vida.