martes, 3 de abril de 2018

ALGUIEN ESTÁ EN LA VENTANA

Autor: DESCONOCIDO

Había un niño que cuando visitó a su abuelo en la granja, éste le obsequió una resortera para que jugara en el campo. El niño practicó mucho, pero nunca pudo darle a su objetivo. Así que, un tanto desanimado emprendió el regreso hacia su casa.

Mientras caminaba de regreso, vio al pato más querido de su abuela, y como un impulso, le atinó un duro golpe con la resortera, le pegó justo en la cabeza y el pato murió.

El niño quedó impresionado y consternado. En un momento de pánico, escondió el pato muerto entre una pila de madera; y cuando terminó de hacerlo, se dio cuenta que su hermana lo estaba observando.

Sally, que así se llamaba su hermana, lo había visto todo, pero no dijo nada.

Después del almuerzo del siguiente día, la abuela le dijo:

- Sally, vamos a lavar los platos.

Pero Sally le dijo:

- Abuela, Johnny me dijo que él quería ayudarte en la cocina. 

Luego le susurró a él "¿Recuerdas el pato?".

Así que Johnny lavó los platos.

Más tarde ese día, el abuelo les preguntó a los niños si querían ir a pescar, y la abuela dijo:

Lo siento pero necesito que Sally me ayude hacer las compras.

Sally solo sonrió y dijo:

- Bueno, no hay problema porque Johnny me dijo que quería ayudar.

Y nuevamente le susurró al oído"¿Recuerdas el pato?"

Y así, Sally se fue a pescar y Johnny se quedó ayudando.

Después de varios días en los cuales Johnny hacía tanto sus tareas como las de Sally, no pudo soportar más y tuvo que confesarle a su abuela que él había matado al pato.

La abuela se arrodilló ante el, le dio un abrazo y le dijo:

- Corazón, yo lo sé. El día que tú mataste al pato, yo estaba parada en la ventana y lo vi todo. Pero tú sabes cuánto te amo, y por eso te perdono. Sólo me preguntaba cuánto tiempo más permitirías que Sally te hiciera su esclavo.

Hermano(a):

No sé qué cosas hayas hecho en tu pasado, pero sea lo que sea: mentiras, miedos, deudas, odios, ira, falta de perdón, o lo que sea, no permitas que el diablo siga restregándotelo en la cara. Recuerda que en cada acción tuya, Jesús siempre ha estado parado en la ventana y lo ha visto todo. Él conoce tu vida completa, él quiere que sepas que te ama y que ya estás perdonado. Él sólo se está preguntando cuánto tiempo más dejarás que el diablo te haga su esclavo.

Pero lo más maravilloso de todo esto es que cuando tú pides perdón, Jesús no sólo te perdona sino que olvida. Así que, ve y haz lo que tengas que hacer, pero no olvides que alguien está en la ventana.

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